Para abordar esta primera cuestión que planteo, permitid que me refiera a los comienzos de mi actividad como psicólogo en un manicomio provincial. Hace 50 años las instituciones psiquiátricas estaban siendo cuestionadas por su propia naturaleza. Valgan tres diferentes muestras de esta toma de conciencia tan extendida. En 1967 surge una corriente denominada antipsiquiatría, iniciada por el  psiquiatra inglés David Cooper, que desafiaba las teorías y prácticas de una psiquiatría convencional anclada en procedimientos  medievales. Años más tarde, la internacionalmente reconocida película  "Alguien voló sobre el nido del cuco", denunciaba los métodos autoritarios y represivos de los establecimientos mentales norteamericanos.
Y en mayo de 1978 el parlamento italiano aprueba la ley 180 que supuso el cierre paulatino de los manicomios en Italia por considerarlos como una institución carcelaria y vejatoria para atender a los enfermos mentales. 
En nuestro país esta situación de cuestionamiento institucional psiquiátrico, coincide cronológicamente con el advenimiento de la democracia y las ansias de libertad que le acompañaron. Tanto aquellos aspectos  generales  como nuestra especificidad nacional, están en el origen del festival "Salta la Tapia" de 1978 que celebramos en el Psiquiátrico de Sevilla. Pretendió ser una  toma de conciencia ciudadana del encierro y marginación en que vivían nuestros pacientes en aquel Sanatorio.
Retornemos, ya en términos generales, al interrogante inicial en que me preguntaba por los efectos de las instituciones sobre las personas que pertenecen a ellas. Para esto me ceñiré al suicidio como acto individual que sin duda evidencia una  grave alteración subjetiva. Lo inicio refiriéndome a la institución por antonomasia: la familia. Traigo a colación un hecho llamativo que  podría aportarnos alguna pista, pese a su excepcionalidad. En la década de 1970, cinco hermanas entre los 13 y los 18 años se suicidaron en la ciudad de Michigan. Este hecho sirvió de argumento para la novela de Jeffrey Eugenides, luego adaptada al cine por Sofía Coppola, "Las vírgenes suicidas". El psiquiatra que siguió el caso de estos suicidios analizó sus causas destacando, entre otras, el ambiente puritano, desafecto y aislacionista en que vivía la familia de estas adolescentes.  
Otra institución que podemos considerar es el ejército. En una respuesta parlamentaria, el Ministerio de Defensa reconocía que entre 1983 y 1988 la principal causa de fallecimiento violento de los soldados fue el suicidio. Los suicidios contabilizados eran más de tres veces superiores en número a los registrados, con aquellos que podrían ser comparativos, en el ámbito civil. El autor que comenta este informe concluye que las especiales circunstancias de la vida en el cuartel pudieran agravar los problemas psicológicos preexistentes en los soldados.
Finalmente nos referiremos a una institución empresarial. 
La corporación francesa France-Telecom fue condenada por acoso moral a 39 empleados entre 2007 y 2011, de los que 19 se suicidaron y 12 lo intentaron. Sus abusivos métodos empresariales empleados en la  reestructuración y reducción de plantilla estaban en la base de estos suicidios según la sentencia. "Una gerencia a través de terror" decía la carta de uno de los suicidas.
Hasta aquí algunos datos, sin duda parciales, pero que pretenden llevar a reflexionar en esta coexistencia tan intrínseca entre la problemática de los individuos y el funcionamiento de las instituciones a las que pertenecen o aún más si viven en ellas.
Y TÚ ¿QUÉ PIENSAS?
Gracias por tu reflexión. Es tuve unos meses trabajando en el Psiquiátrico de Castellon al final de los 60 y doy fe del infierno que allí se vivía.
ResponderEliminarJuan Luis, ¡qué interesante! Recuerdo estupendamente la experiencia de ir a Miraflores en Salta la tapia. Fue muy interesante convivir aunque fuese un rato con los internos. Esas cifras que das de algunas instituciones son aterradoras, no sé hasta qué punto han puesto medidas de ayuda para frenar ese índice de suicidios, o siguen igual. Sería interesante saber los datos actuales, con la presión añadida de la pandemia.
ResponderEliminarGracias!
Gracias por abrirnos a la reflexión de forma tan erudita Papá. Siempre me han atraído las instituciones ( sobretodo las cerradas) y no se porqué , con suerte estas tu aportación me ayude a acercarme a la respuesta.
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ResponderEliminarEloisa
ResponderEliminarNo tengo experiencia personal sobre instituciones cerradas ,excepto la familia. Las dos primeras a las que te refieres, pocos suicidios me parecen. Son instituciones antinaturales, en las que la represión y la despersonalización son la norma. Cualidades ambas que alienan al individuo hasta límites irreversibles. En cuanto a la familia, a mi entender, está sobrevalorada su función como base de formación y apoyo al individuo. Algunas son simplemente nefastas, otras acondicionadores de la opciones individuales. Por terminar con las que pueden llevar si no al suicidio sí s un sentimiento de culpabilidad de por vida. En general creo y me fío poco o nada de las instituciones, " necesarias:
Lenan
Hola Juan Luis, me ha gustado mucho el planteamiento que haces aquí sobre algunas instituciones que terminan siendo lugares opresivos. Foucault hablaba de los psiquiátricos y el ejército como heterotopías, "lugares otros", espacios en los márgenes. Pego aquí un enlace de una conferencia de Michel Foucault que me parece que es relevante a este tema. Saludos y gracias
ResponderEliminarhttps://youtu.be/4-_qu8lkdrY
Felicitaciones por tu insistencia responsable con la salud mental...
ResponderEliminarQué interesante, Juan Luis. Sí, las instituciones cerradas generan una especie de identificaciones en cosas a veces absurdas y los más frágiles enloquecen por ello. El libro de Eugenides es fantástico, no tiene desperdicio, como todos los suyos. Y no olvidemos que frente a los sádicos gerentes y amos en general, existe también la 'servidumbre voluntaria' (La Boetie), esa posición masoquista primitiva del ser humano de la que es tan difícil salir... incluso psicoanalizándose.
ResponderEliminarMe viene a la mente una institución de la que todos hemos formado parte: la escuela, y la problemática del bullying, uno de los problemas más frecuentes hoy día en este contexto. En casos extremos también ha llevado a jóvenes al suicidio. En sí, no no creo que sufrir bullying sea la causa única de esa decisión (suicidio), pero sí puede que en algunos casos llegue a ser la causa última, causa por la que el sujeto ya le es imposible seguir sosteniéndose solo.
ResponderEliminarMuy ilustrativas las aportaciones que me han permitido oir a Foucault y entender las “heterotopías”.Aporto alguna consideración de lega de pueblo
ResponderEliminar1.- Los estados,instituciones y constituciones con su raiz latina “stare”, fundamentan la civilización.Las “heterotopías se crearon en su momento histórico con más o menos acierto y misión de los nuevos tiempos es mejorarlas.
2.-Sobre su influencia en los suicidios considero que la estadística familiar no es válida , pues dado que todos somos familia , su universalidad niega la contabilidad
De aquellas otras instituciones militares de las que habláis no tengo capacidad de entender las razones morales o éticas que los llevan a ellas y la posible repercusión en su suicidio .
Creo que los estudios de la química del cerebro humano y los medicamentos actuales , entre otras razones, han permitido un avance en la enfermedad mental. Pero el misterio del “loco”seguirá impresionando al “cuerdo”,.
3.-Hay una nueva constitución, omnitopía en este caso, que nos tiene a todos bajo su red como mansas criaturas y deseando que el soplo del que la maneja no pare. Como todo lo humano no es ajena a producir suicidios y desequilibrios mentales, la novedad más terrible es la pérdida del vacío sosegado tan necesario para el pensamiento y la creación que puede acarrear a los que ya nacen con el dedo preso de la red.
4.- Sobre el otro misterio
En el libro IV de la Eneida, versos 657,.. Dido se suicida
Vixi, et quem dederat cursum Fortuna peregi
et nunc magna mei sub terras ibit imago.
He vivido y he cumplido el camino que Fortuna me marcó
ya es hora que mi gran imagen vaya bajo tierra
Gracias Juan Luis por proponer este espacio que espero sea un foro creativo en el que compartamos ideas sobre temas sociales, de salud mental u otros de interés.
EliminarEscribí ayer un texto pero no ha salido, debo ser porque piqué en responder y no en este otro.
Seguimos.
Muy interesante la propuesta Juan Luis, y se agradecen espacios para poder pensar sobre el suicidio (los protocolos son de actuación, no de reflexión).
ResponderEliminarSupongo que el rasgo "puritano" o conservador está en la base de esa alineación entre la familia y el ejército que propones. Creo que estar por fuera de las instituciones (si es que eso existe) no nos libra del suicidio, y en este sentido estoy con Durkheim: la sociedad nuestra, moderna y capitalista, con su imperativo (disfruta de la vida! Aprobecha tu tiempo), que resuena no sólo en la tele, sino en nuestras vacaciones estresada, no nos libra tampoco del suicidio. Lo vemos en la clínica con adolescentes.
Hola Juan Luis.
ResponderEliminarFelicitarte por tu bloc. Hablamos de él en las Breñas y, cuando lo busqué, vi que estaba a la altura de la conversación que tuvimos.
Déjame decirte que, desde que tuve uso de razón, la autoinmolación, la he sentido como un asunto conmovedor y a la vez “apasionante”, aunque esto últimos puede sonar frívolo. En mi infancia vivíamos frente a las vías del tren (en los grupos de Astilleros) y a muy poca distancia de un apeadero. Aquellas viviendas, habían hecho posible que las realidades se mimetizaran con la fantasía y, lo hacían de tal manera, que fantasía y realidad, a pesar de sus contrariedades, ocupaban un mismo lugar en nuestros corazones. En mi despertar al raciocinio, debió anidar el recuerdo heredado de mis mayores: la guerra civil y la represión posterior que a tantos alcanzó. Esa brutalidad incontestable, quizás puso motivo a los suicidios de algunas personas. Unos niños más y otros menos, habíamos heredado el recuerdo de nuestros padres y abuelos. Tal vez debido a este mundo paralelo y no admitido oficialmente, no era inusual que cada cierto tiempo, algún adulto, se lanzara a las vías del tren. Las razones que los niños barajábamos para que hubieran hecho tan irreversible acto, siempre se fundamentaba en las más variadas formas de la locura. Las consecuencias de aquella enajenación, estaban relacionadas con historias de la guerra, de la prisión… injusticias que empujaban al futuro suicida al alcoholismo; en ellos, la penúltima etapa antes de que la locomotora hiciese con el hombre lo que la sociedad no supo reparar.