El dicho popular, con el que encabezamos hoy nuestra entrada en el blog, incluye dos ideas. Presupone, por una parte, que nuestra vida requiere cambios. Y que además tenemos la ocasión de llevarlos a efecto, con motivo del inicio de un nuevo curso en el calendario. La necesidad y oportunidad del cambio, sería pues el mensaje con el que en estos días podemos saludarnos. Cuestiones aparte, y no poco importantes, son el calado y el modo de alcanzar cada uno esta necesaria y pertinente renovación, al igual que como perseverar en ella.
El hecho de
estar hospitalizado en Cuidados Intensivos a causa de haber contraído el COVID,
propició el cambio radical que se produjo en Lorenzo Damiani. De haber sido
líder en el movimiento antivacuna en Italia, pasó a recomendar la vacunación a
través de los medios de comunicación. La experiencia de la enfermedad y su
nivel de reflexión durante la misma, pudieron conducirle a este cambio notable,
tanto de criterio como de posición, en el movimiento social que hasta entonces
había abanderado.
Nos importa apuntar el cierto nivel de tribulación que puede acompañar a todo cambio importante. Vencer la inercia estructural, tanto de nuestros contenidos mentales como de las tendencias internas, requiere dosis considerables de energía psíquica. Sin un esfuerzo importante y costoso, resulta difícil conseguirlo. Este activista italiano tuvo que renunciar a las ideas que había defendido, reconociendo públicamente sus errores, lo que es también otro ejercicio oneroso de autocrítica. Todo ello puede conllevar dolor, como el que suele acompañar, en mayor o menor grado, al crecimiento personal, dada la renuente oposición al cambio, que el sujeto humano presenta.
Con respecto a la cuestión de la solidez del cambio que se puede alcanzar, mencionaremos tres sistemas de pensamiento.
Para la filosofía estoica la constancia es una actitud necesaria en la práctica de la virtud. Séneca en "De constancia sapientis" se valía de las imágenes de las rocas soportando las arremetidas del mar embravecido, con el fin de persuadir a sus lectores acerca del valor de la constancia.
También San
Pablo recomienda al cristiano "morir" de continuo al hombre viejo. En
su epístola a los Colosences afirma que: "El Hombre Nuevo debe
incesantemente progresar".
Finalmente
el propio Freud, en 1937, dos años antes de morir, publica su obra, cuyo título
ya es indicativo: "Análisis terminable e interminable". Y en su
último párrafo escribe: "La cosa decisiva sigue siendo que la resistencia
evita que aparezca cualquier cambio, ya que todo tiende a continuar como antes estaba".
Firmeza,
renovación continuada y largo plazo, ante la decisión y la ocasión de
cambiar con mayúsculas, parecerían pues inexorables.
Y TÚ ¿QUÉ
PIENSAS?
Juan Luis. Buen Año Nuevo!!!.
ResponderEliminarY como bien dices este año se presenta para que todos nos esforcemos en salir de la zona de confort y conseguir un mejoramiento y si esto lo hacemos muchos, estoy seguro que conseguiremos salir de esta crisis que nos tiene atrapado está pandemia.
Un abrazo.
Feliz año a todos!
ResponderEliminarCreo que tenemos demasiado arraigada la idea filosófica de que lo permanente y eterno cobra más valor que el cambio y lo perecedero. Esta idea ha calado hondo en nuestra historia del pensamiento. Tendríamos que asumir que el cambio y el devenir es la esencia de la vida, al menos eso pienso yo. De este modo nos sería más fácil aventurarnos.
Un abrazo.
Yo diría el miedo al cambio, si fuésemos capaces de aceptar en nuestra vida que la vida es cambio, desde que nacemos hasta que morimos, son cambios. Todo nos resultaría mucho más fácil de afrontar y de asimilar. Piensa también que dentro de nosotros ahí algo que nos lleva a permanecer en la comodidad o en el bienestar para sentirnos bien. El cambio sin embargo es incómodo es incierto o desconocido y eso hace que nos sintamos, nerviosos y en alerta en algunas ocasiones. Yo pienso que solo afrontando lo que cada uno le toque afrontar, es la manera en la que cada uno puede superar su propia crisis.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Mis mejores deseos para este 2022 para todo.
ResponderEliminarReflexionando sobre el cambio y la resistencia.. A lo que es.
Pienso que el cambio es todo cambia cambia nuestro cuerpo, mente, emociones con el devenir de existir. La resistencia tal vez a ese cambio sea donde pondría la mirada.
Francisco D. Casado Cañero.
ResponderEliminarEs interesante la reflexión, para que haya cambios vitales relevantes son necesarias experiencias que fuercen la quiebra de las certezas y relatos que hemos construidos sobre nosotros mismos y nuestra realidad relacional y social. El cambio en las creencias y posturas es muchas veces dolorosos, pero a la vez necesario, ello forma parte de la vida, que de modo continuado nos exige, ya sea en el sentido de la ruptura como de la constancia en nuestras obligaciones para con los otros. Todo crecimiento implica renuncias.
El profesor López-Aranguren decía que "lo que haremos mañana será consecuencia de lo pensemos hoy", por tanto habría que cuestionarse si realmente el hombre está adaptado para un cambio radical. La evolución en el hombre será de lo que se trata a lo largo de un año para otro.
ResponderEliminarPara que haya un cambio tiene que producirse un dejar algo atrás y eso siempre es doloroso, todo cambio implica un duelo, una pérdida. No sabemos lo que nos depara el cambio y eso crea también otro tipo de ansiedades pues estamos perdiendo y a la vez no sabemos si lo que vendrá será mejor. Las resistencias siempre están ahí en juego. Y el progreso y el desarrollo personal están también ahí siempre en juego.
ResponderEliminarTambién os deseo un feliz año.
ResponderEliminarTienes razón, Juan Luis, en la oportuna reflexión sobre el cambio. Aunque el psicoanálisis abre vías para cambios significativos, en ocasiones desde esa teoría se ha hecho hincapié en los límites de ese cambio. Con Lacan, los cambios que no sean cosméticos, esto es, cambios en la posición subjetiva sólo son posibles a través de un psicoanálisis personal o por encuentros con lo real que nos conmociona. Por eso me ha parecido muy interesante el comentario de Tere sobre el arraigo filosófico de esa idea de continuidad frente a otros pensamientos que toman en cuenta el devenir. Las posiciones estructuralistas suelen marcar en la estructura un importante límite al cambio, mientras otras posiciones filosóficas posteriores (qué interesante es Deleuze), subrayan el permanente devenir, socavan la solidez del yo al que solemos aferrarnos, y abren así posibilidades de cambio subjetivo y social.
Un abrazo,
Muy oportuno el tema escogido Juan Luis, la renovación permanente y la resistencia al cambio forman parte de la condición humana, sustentada en el conflicto.
EliminarTambién sugerente la reflexión de Rafael Pareja
Feliz año 2022 para. Todos
ResponderEliminarCreemos que somos pero las células cambian, los telómeros se acortan, los radicales libres nos invaden, el calcio se va y la oxidación avanza. Sin contar los aditivos cosméticos quirúrgicos, el ánodo de sacrificio se llama a esto en el mundo de la metalurgia. Solo nos queda segura una miajica de ADN.
¿Y qué cambia o permanece en la mente que es más dificil de medir? He leído en un comentario la alternativa de Lacán pero no tengo conocimiento de ello. Mi experiencia es la de asombrarme a mí misma por los cambios que percibo de mis sensibilidades y concepciones y comprensiones del mundo . Aunque noto una inexpugnable querencia a otras y me digo en voz baja como Galileo "Eppur si muove"