El último informe de la Junta Internacional de Estupefacientes mostró en 2020 que España encabezaba el consumo mundial lícito de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes. Al año siguiente los datos de la Agencia Española de Medicamentos registraron haberse alcanzado las 93 dosis diarias de benzodiacepinas por cada 1000 habitantes. Los principales usuarios de este psicofármaco son los mayores de 65 años: un 25 % ya los venía consumiendo desde 2017 según la Encuesta Nacional de Salud de ese año. Todos los expertos coinciden en que existe una tendencia ascendente en el consumo de psicofármacos en la mayoría de los países occidentales. Estamos así ante una realidad internacional de Salud Pública que es indicativa, y a la vez síntoma, de la forma de vida en nuestro tiempo.
En "La Odisea" Homero hablaba del opio "que hace olvidar cualquier pena", aunque también se refería a él y a sus propiedades, como "el sueño letal". Sueño en cuanto a los efectos sedantes de este primitivo psicofármaco, también conocido como adormidera, y letal por sus efectos mortales a determinadas dosis.
Durante el siglo VI a. de c. ya se conocían en Mesopotamia los efectos de esta amapola a la que los sumerios llamaban la "planta de la alegría". De ella se extraen hoy la heroína y la morfina drogas de reconocidos efectos adictivos y dañinos.
Desde un principio eran pues conocidos los efectos nocivos de las drogas contra el sufrimiento psíquico, cuando se hacía un uso excesivo de las mismas. Hoy sabemos que hay más muertes por intoxicación voluntaria de psicofármacos que por ingesta de otras sustancias. De otra parte, en cuanto a sus efectos indeseados, según consta en varios estudios analizados por la revista médica británica The Lancet, el consumo de estos medicamentos en personas de edad avanzada, puede provocarles efectos adversos sobre las funciones cognitivas y motoras, así como causar episodios de delirios y de desorientación. Y aún "falta investigación sobre el impacto que el uso prolongado de estas drogas pueda tener en las neuronas" señala la psiquiatra británica Joanna Moncrief en su reciente libro: " Hablando claro".
El catedrático de Sociología de la Universidad de San Diego Andrew Scull , historiador de la Psiquiatría, en su libro "Remedios a la desesperada. Psiquiatría y los misterios de la enfermedad mental " de 2022 escribe :" Ni los antidepresivos ni los antipsicóticos son la penicilina psiquiátrica. Son apenas vendas, fuente de alivio de síntomas por los que, con frecuencia hay que pagar el elevado precio de los efectos secundarios".
Según el Profesor de Psiquiatría Guillermo Lahera en la Universidad de Alcalá el incremento del consumo de psicofármacos tiene que ver con la medicalización de los problemas de la vida cotidiana tales como las reacciones emocionales negativas, la frustración, la rabia, el sufrimiento o la pena. "Hemos desarrollado una intolerancia al sufrimiento, que tratamos de calmar con fármacos" afirma.
La idea de que tenemos derecho a la felicidad hace más difícil soportar los reveses de la vida y exige un remedio rápido para superar el malestar. La velocidad en que hoy se instaura nuestro tiempo subjetivo, incluye también una escasa capacidad de encajar las adversidades por lo que elegimos encomendarnos a la medicación o a las promesas de felicidad inmediatas y sin esfuerzo. Se consulta a médicos y psicólogos ante cualquier problema de sufrimiento emocional o de insatisfacción personal, con el consiguiente riesgo de convertir en psicopatología todo lo que nos sucede. Catalogamos como depresión situaciones de tristeza; se diagnostica ansiedad social lo que muchas veces es timidez; se tratan a los niños traviesos como hiperactivos y llamamos duelo patológico a la pesadumbre causada por una muerte cercana.
"Hoy día uno se convierte en paciente psiquiátrico porque para anular cualquier emoción fuerte existe una píldora" escribe en su libro : " El manicomio químico" de 2017 el psiquiatra italiano Piero Cipriano.
Allen Frances ( Salónica, Grecia, 1942) es un psiquiatra americano mundialmente conocido por haber presidido el grupo de trabajo que escribió el DSM-IV( Manual de Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales). Este Manual, promovido por la Asociación Americana de Psiquiatría, es una de las principales herramientas que utilizan los médicos psiquiatras y muchos psicólogos para fundamentar el diagnóstico de sus pacientes. Frances es también la voz referente mundial en el desacuerdo con el actual DSM-V que ha sustituido al DSM-IV. Fruto de esta crítica es su libro: "¿Somos todos enfermos mentales? .Manifiesto contra los abusos de la Psiquiatría". Recogemos algunas de sus afirmaciones en las que a veces se remonta a los fundamentos de la Medicina : "Hipócrates dijo : Lo primero es no hacer daño. Y lo segundo, que es mejor que el médico conozca a la persona que tiene la enfermedad, que la enfermedad que tiene la persona." Referido a nuestro tiempo, tras reafirmarse en la necesidad y la utilidad de los psicofármacos para los cuadros psiquiátricos severos de los trastornos psicóticos o los afectivos graves, afirma: "Estamos atravesando un periodo de hiper-inflación de diagnósticos en psiquiatría, con tratamientos excesivos causados por la docilidad de los médicos diagnosticadores del DSM-V, al empuje agresivo y diabólicamente astuto de las empresas farmacéuticas. Se le da medicación a la gente que realmente no lo necesita. Hemos creado un sistema diagnóstico que convierte problemas cotidianos y normales de la vida en trastornos mentales. Tras el negocio del etiquetado del sufrimiento humano, está el interés de la industria química y farmacéutica, que muchas veces va dictando los trastorno que conviene "descubrir" a la medida de los tratamientos que van desarrollando. Detrás de muchos de los trastornos más habituales nos solemos encontrar simplemente vida y conflictos, problemas más que patologías."
Los profesionales españoles que atienden el servicio de Salud Mental, al igual que muchos de sus colegas europeos, coinciden en señalar la falta de tiempo como el problema esencial de la sanidad pública en el área mental. Nos parece muy descriptivo y elocuente lo que el catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid José Luis Carrasco comentaba recientemente en una entrevista :"El sistema de funcionamiento en Salud Mental aboca a los psiquiatras a ser meros prescriptores de psicofármacos. Cuando los pacientes se acumulan en las consultas y apenas hay tiempo para atenderlos ¿ qué se puede hacer ?. Pues le das medicación para mejorar un poquito su estado de ánimo y lo mandas al psicólogo que le va a ver dentro de cinco meses y una vez al mes". Con esta secuencia temporal tan amplia se vuelve casi imposible, para el psicólogo clínico establecer un vínculo terapéutico. Los usuarios ante tan larga espera, no se sienten atendidos, optando en muchos casos por no acudir a la cita con este profesional. En cuanto a los médicos de Atención Primaria, ya de por sí desbordados, no tienen ni el tiempo, ni los recursos para tratar los numerosos problemas de índole psicológica, que presentan aproximadamente un tercio de los pacientes que acuden a sus consultas. Ante la inexistencia de psicólogos clínicos en Atención Primaria, a menudo los médicos optan por recetar psicofármacos que frecuentemente " se utilizan demasiado pronto, demasiado a menudo y demasiado tiempo" como subrayaba José Luis Turabian Docente de Atención Primaria en Castilla la Mancha.
¿Acaso el ser humano es tan sólo química, de modo que para afrontar la vicisitudes de su vida tengamos que sirvamos principal y casi exclusivamente de remedios químicos ?. ¿Qué lugar desempeñan la acogida, la palabra reflexiva y los vínculos ante el malestar y los reveses por los que la gente consulta?. ¿Amortiguar los síntomas y el sufrimiento, constituyendo un alivio, es la mejor respuesta?.
¿ Y TU QUE PIENSAS ?
Qué falta hace divulgar estos datos y argumentos!!! Con este texto contribuyes a la resistencia reflexiva que necesitamos Juan Luis, Gracias
ResponderEliminarRICARDO JARAST Psiquiatra-psicoanalista ha conentado:
ResponderEliminarEs cierto que en nuestro tiempo tenemos menos capacidad para estar a solas y menos respeto a la intimidad.
Es cierto que sufrimos el imperio categórico de "ser felices".
Es cierto que se están dando cambios geopolíticos y económicos
"tectónicos" que nos angustian y producen incertidumbre.
Es cierto que las multinacionales farmacéuticas cada vez ganan más dinero.
Pero también es cierto que los psicofármacos usados con prudencia y asesoramiento médico nos pueden ayudar.
Primero la psicoterapia y si es necesario, los psicofármacos.
Hoy son menos peligrosos que hace medio siglo.
MIGUEL GARRIDO Profesor de Psicoterapia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla ha comentado:
ResponderEliminarMuchas gracias por el artículo sobre el abuso de la farmacología en salud mental. Pienso que todo lo que comentas y las lúcidas explicaciones tuyas y de otros colegas del campo de la salud ponen de manifiesto cómo estamos desde hace tiempo ante una “nueva esclavitud” liderada por magnates de la “drogacicion” sin escrúpulos para poder manejar mejor a la poblacion. Es penoso pero en nuestra práctica con familias en desventaja era muy doloroso ver que se medicaba a menores que habían sufrido violencia familiar desde bien temprano como forma de tratamiento que no es más que una tapadera del abuso y la negligencia. Y por supuesto destrozarles la vida con negligencia y haciéndonos adictos a “drogas legales” y animándoles queriendo o sin querer, a tomar otras drogas ilegales. La visión Transgeneracional de las enfermedades
Mentales muestra de forma clara el papel del abuso de la medicación como negación de las responsabilidades de los adultos y de la sociedad. Gracias Juan Luis porque es un tema muy delicado y lo has presentado con mucha información y con delicadeza. Esperemos que poco a poco los profesionales, los educadores y la sociedad en general tome conciencia de la gravedad del uso y abuso de la medicación que despersonaliza a las personas de forma tan brutal. Paradójicamente cada día estamos inmersos en una sociedad que abusa de todo tipo de drogas y no sabemos qué hacer con la variedad y gravedad de las mismas sobre todo en la población más joven. Es una esperanza que cada uno de nosotros sigamos denunciando las “racionalizaciones” y formas hábiles de justificar tal abuso.
De entrada me parece un simplismo culpar a las farmacéuticas del consumo de psicofármacos, no será que los tenemos mas al alcance de la mano ?
ResponderEliminarHace años en plena actividad etarra, Guipúzcoa entonces , multiplicaba por diez el consumo de estos fármacos el promedio nacional..
En el año prepandemia, en EEUU los opiáceos produjeron más muertes , que toda la guerra de Vietnam. El perfil de 15 a 50 años.
La causa la disponibilidad y cercanía del producto, Estados Unidos se convirtió en el gran supermercado mundial, de cualquier tipo de opiáceos, y derivados sintéticos.
Gracias de nuevo por hacernos recapacitar Papá.
ResponderEliminarEn esta ocasión por mi trabajo como médico clínico es una cuestión que tengo muy presente y en muchas ocasiones sufro la pesadumbre cuando observo que los médicos nos hemos vuelto locos , tenemos a pacientes con listas interminables de fármacos prescritos y en esta "poción mágica" nunca pueden faltar los psicofármacos. Es difícil no obstante remar contracorriente cuando tus compañeros sanitarios, los pacientes , la sociedad y la cultura parece ver la realidad desde otro prisma...es curioso cuando terminas un acto médico y tienes que rellenar la casilla de "diagnóstico" tenemos que usar sin miedo uno que viene codificado como "persona sana que consulta".
FERNANDO RODRIGO Psiquiatra ha comentado:
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con tu exposición y con los motivos que conducen al empleo excesivo de los psicofarmacos, básicamente los mismos que el abuso de los analgésicos.La postura de la sociedad actual ante el sufrimiento considerado como enfermedad,como obstáculo para ser “feliz” poniendo el acento de la felicidad equivocadamente en parámetros muy simples y materiales,otro reflejo de una sociedad carente de principios y bases más elevadas,y en lo sanitario manifiestas carencias tanto del sistema como de la formación de los profesionales,todo esto lleva al manejo de la química abusivamente,donde además se intercambian el rol del prescriptor como protagonista o cómplice con el rol protagonista o cómplice del paciente.
Recuerdo una pretensión de un laboratorio americano de duplicar la compra del antipsicotico que vaniamoa haciendo desde años anteriores, sin ninguna razón clinica. Despidieron al representante loca, no por tan sorprendente oferta, sino !oh sorpresa! por no haber conseguido el aumento en la compra del antipsicotico.
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